Cuando la cadena logística en la industria se estira como un chicle, deja de ser rentable, sostenible, pero sobre todo, deja de ser responsable utilizarla.
La cadena logística no sólo está presente en el producto final que compramos. Es la huella que deja cada una de las materias primas utilizadas en su confección.
Por eso mantener los medios productivos cerca de las fuentes de materia prima, es esencial. Y son todo beneficios: menores costes, menor huella ecológica por la reducción de distancias, mano de obra local y trazabilidad de la materia prima, sólo por mencionar algunos.
Como productores, en la industria nacional responsable lo intentamos enfocar desde el sentido opuesto y limitar la compra de las materias primas utilizadas al mercado local siempre que sea posible.
Esto, de lo que estamos absolutamente concienciados, es casi imposible de realizar con la maquinaria; prácticamente nada se fabrica en España.
Por ejemplo, hoy tenemos en fábrica dos máquinas paradas por averías esperando la recepción de componentes electrónicos que vienen de Japón y cuyos servicios técnicos, por algún motivo que desconozco, no estocan.
Una auténtica pena, pero inevitable.
El tejido industrial nacional está en mínimos.
Es hora de reindustrializar. Invertir en tecnología, desarrollo, en formar y retener el talento nacional en las universidades y centros de formación profesional, fomentar la investigación y el establecimiento de empresas industriales y tecnológicas. Los medios son inmensos.
Basta ya de depender del exterior. En el nuevo escenario geoestratégico, no nos lo podemos permitir. Hagamos país.